jueves, 12 de mayo de 2016

La Revolución Francesa.

La Revolución francesa fue un conflicto social y político, con diversos periodos de violencia, que convulsionó Francia y, por extensión de sus implicaciones, a otras naciones de Europa que enfrentaban a partidarios y opositores del sistema conocido como el Antiguo Régimen. Se inició con la autoproclamación del Tercer Estado como Asamblea Nacional en 1789 y finalizó con el golpe de estado de Napoleón Bonaparte en 1799.
Si bien, después de que la Primera República cayera tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, la organización política de Francia durante el siglo XIX osciló entre república, imperio y monarquía constitucional, lo cierto es que la revolución marcó el final definitivo del feudalismo y del absolutismo en ese país,1 y dio a luz a un nuevo régimen donde la burguesía, apoyada en ocasiones por las masas populares, se convirtió en la fuerza política dominante en el país. La revolución socavó las bases del sistema monárquico como tal, más allá de sus estertores, en la medida en que lo derrocó con un discurso e iniciativas capaces de volverlo ilegítimo.

Según la historiografía clásica, la Revolución francesa marca el inicio de la Edad Contemporánea al sentar las bases de la democracia moderna, lo que la sitúa en el corazón del siglo XIX. Abrió nuevos horizontes políticos basados en el principio de la soberanía popular, que será el motor de las revoluciones de 1830, de 1848 y de 1871.


Antecedentes ideológicos

Los escritores ilustrados del siglo XVIII, filósofos, politólogos, científicos y economistas, denominados comúnmente philosophes, y a partir de 1751 los enciclopedistas, contribuyeron a minar las bases del Derecho Divino de los reyes. La filosofía de la 'Ilustración' ha desempeñado pues un rol significativo en el giro que tomaron estos eventos históricos pero su influencia debe relatarse de modo más matizado: acordarle demasiada importancia a los preceptos filosóficos nacidos durante ese siglo se revelaría como una carencia mayúscula de fidelidad historiográfica.

La corriente de pensamiento vigente en Francia era la Ilustración, cuyos principios se basaban en la razón, la igualdad y la libertad. La Ilustración había servido de impulso a las Trece Colonias norteamericanas para la independencia de su metrópolis europea. Tanto la influencia de la Ilustración como el ejemplo de los Estados Unidos sirvieron de «trampolín» ideológico para el inicio de la revolución en Francia.


Causas


En términos generales fueron varios los factores que influyeron en la Revolución:

un régimen monárquico que sucumbiría ante su propia rigidez en el contexto de un mundo cambiante, y que, tras varios intentos de adoptar medidas destinadas a atajar la crisis política y económica, capituló ante la violenta reacción de la nobleza;
una aristocracia (la nobleza y el alto clero) aferrada a sus privilegios feudales, que bloqueó todas las reformas estructurales (de Machault, de Maupeou, de Turgot) que se intentaron implantar desde la Corte;
el auge de una clase burguesa nacida siglos atrás, que había alcanzado un gran poder en el terreno económico y que ahora empezaba a propugnar el político. Su riqueza y su cultura la había elevado al primer puesto en la sociedad, posición que estaba en contradicción con la existencia de los estamentos privilegiados, nobleza y clero;
la exasperación de las clases populares urbanas y del campesinado, empobrecidos por la subida de los precios –en particular de los cereales y del pan, base de la alimentación— y por el incremento continuo de los impuestos y derechos señoriales y reales. El diezmo que cobraba el clero, apenas servía para mantener el culto y socorrer a los pobres. El campesinado contestaba además el origen de la propiedad de los derechos y servidumbres feudales (recogidos en los llamados «libros terriers»), que les parecían abusivos e injustos;
la expansión de las nuevas ideas ilustradas;
la regresión económica y las crisis agrícolas cíclicas (la que estalló en 1788 fue la más violenta de todo el siglo XVIII), agravados por las malas cosechas en los años que precedieron a la Revolución;
la quiebra financiera provocada por los vicios del sistema fiscal, la mala percepción y la desigualdad de los impuestos, los gastos de la Corte, los costes de las guerras, y por los graves problemas hacendísticos causados por el apoyo militar a la guerra de Independencia de los Estados Unidos. Esta intervención militar se convertiría en arma de doble filo, pues, pese a ganar Francia la guerra contra Gran Bretaña y resarcirse así de la anterior derrota en la guerra de los Siete Años, la hacienda quedó en bancarrota y con una importante deuda externa. Los problemas fiscales de la monarquía, junto al ejemplo de democracia del nuevo Estado emancipado precipitaron los acontecimientos.



Renacimiento.

Renacimiento es el nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos xv y xvi. Fue un período de transición entre la Edad Media y los inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento, que se extendió después por toda Europa.

El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el antropocentrismo.




Racionalismo


El racionalismo es una corriente filosófica que se desarrolló en Europa continental durante los siglos XVII y XVIII, formulada por René Descartes, que se complementa con el criticismo de Immanuel Kant, y que es el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento, en contraste con el empirismo, que resalta el papel de la experiencia, sobre todo el sentido de la percepción.
El racionalismo ha aparecido de distintas formas desde las primeras etapas de la filosofía occidental.
El racionalismo se identifica ante todo con la tradición que proviene del filósofo y científico francés del siglo XVII René Descartes, quien decía que la geometría representaba el ideal de todas las ciencias y también de la filosofía. Descartes aseguraba que solo por medio de la razón se podían descubrir ciertas verdades universales. A partir de aquellas verdades es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas procedían de los sentidos.
El racionalismo sostiene que la fuente de conocimiento es la razón y rechaza la idea de los sentidos, ya que nos pueden engañar; defiende las ciencias exactas, en concreto las matemáticas, y dice que posee contenidos innatos, es decir, ya nacemos con conocimientos, solo tenemos que «acordarnos» de ellos. Usa el método deductivo como principal herramienta para llegar al verdadero conocimiento.
El racionalismo epistemológico ha sido aplicado a otros campos de la investigación filosófica. El racionalismo en ética es la afirmación de que ciertas ideas morales primarias son innatas en la especie humana y que tales principios morales son evidentes en sí a la facultad racional. El racionalismo en la filosofía de la religión afirma que los principios fundamentales de la religión son innatos o evidentes en sí y que la revelación no es necesaria, como en el deísmo. Desde finales del siglo XIX, el racionalismo ha jugado un papel antirreligioso en la teología.
El término racionalismo tiene un significado muy amplio: en general, llamamos racionalista a toda posición filosófica que prima el uso de la razón frente a otras instancias como la fe, la autoridad, lo irracional, la experiencia empírica, etc. Es racionalista todo aquél que cree que el fundamento, el principio supremo, es la razón. Junto con ello, cabe ser racionalista en relación con un género de cuestiones y no serlo en relación con otro.El término racionalismo se usa comúnmente en la historia de la filosofía para designar una cierta forma de fundamentar el conocimiento: cabe pensar que el conocimiento descansa en la razón, o que descansa en la experiencia sensible; así, puesto que valoraron más la razón que los sentidos, podemos llamar racionalistas a Parménides, Platón y Descartes; y podemos decir que Aristóteles, Santo Tomás y, por supuesto, Hume, tienden al empirismo, dado el valor que dieron a la experiencia sensible o percepción.


Revolución Industrial

La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda mitad del siglo XVIII en el Reino Unido, que se extendió unas décadas después a gran parte de Europa occidental y Norteamérica, y que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de la historia de la humanidad desde el Neolítico,  que vio el paso desde una economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera. La producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia, pues hasta entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado durante siglos.

A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y el transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició a finales del siglo XVIII en la industria textil y la extracción y utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al desarrollo de las comunicaciones con la construcción de vías férreas, canales o carreteras. El paso de una economía fundamentalmente agrícola a una economía industrial influyó sobremanera en la población, que experimentó un rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La introducción de la máquina de vapor de James Watt en las distintas industrias fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde el desarrollo de los barcos y ferrocarriles a vapor así como el desarrollo en la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la energía eléctrica supusieron un progreso tecnológico sin precedentes. Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales, protestas populares y nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.

Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las fechas de los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El comienzo más aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución Industrial, se podría situar a finales del siglo XVIII, mientras su conclusión se podría situar a mediados del siglo XIX, con un período de transición ubicado entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución Industrial, partiría desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XX, destacando como fecha más aceptada de finalización a 1914, año del comienzo de la Primera Guerra Mundial. El historiador marxista Eric Hobsbawm, considerado pensador clave de la historia del siglo XX  sostenía que el comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de 1780, pero que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840. En cambio, el historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte, que la revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830. Algunos historiadores del siglo XX, como John Clapham y Nicholas Crafts, argumentan que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el término «revolución» resultaría inapropiado. Estas cuestiones siguen siendo tema de debate entre historiadores y economistas.



Coalbrookdale at night, pintura al óleo de Philip James de LoutherbourgCoalbrookdale se considera una de las cunas de la Revolución Industrial.

Grandes revoluciones burguesas

De modo general una revolución podría definirse como un cambio rápido, profundo y posiblemente violento que afecta a las instituciones políticas, económicas o sociales de uno o varios estados.

Las revoluciones burguesas son un concepto histografico originado por la Escuela del materialismo histórico o marxismo que se utiliza para manifestar que el componente social dominante en un movimiento revolucionario corresponde a la burguesía.



Algunas de las grandes revoluciones. 

  • La revolución Francesa (1789)  
  • Independencia de las Américas Hispanas. (México, Argentina, Colombia.)
  • Independencia de Estados Unidos (1776)


miércoles, 11 de mayo de 2016

Era moderna y Contemporánea

Se le denomina Edad Moderna a la tercera época de la Historia Universal. Marca el estudio de los hechos acaecidos desde 1453 año en que ocurrió la Toma de Constantinopla por los turcos, ultimo baluarte del imperio Bizantino, hasta el año 1789, fecha en que estallo la Revolución Francesa.

Principales Características de la Edad Moderna.

La Edad Moderna, a pesar de su corta duración, fue la mas sorprendente y brillante, en lo concerniente al adelanto material e intelectual. Las características de la Edad Moderna son:

A). El sentido Antropocéntrico de la vida.
La naturaleza y el hombre, fueron, en la Edad Moderna, los objetivos centrales de los estudios científicos y literario, así como de la admiración artística, en todas sus ramas.
Mientras que en la Edad Media, la vida era considerada como un transito, en el que se buscaba el camino verdadero hacia la felicidad eterna (el cielo), en la Edad Moderna, especialmente con el Renacimiento, el hombre, sin abandonar su religion, busca su felicidad terrenal. Hay una concepción antropocéntrica de la 
vida.
El hombre de la Edad Moderna quiere vivir plenamente, persiguiendo la fortuna, buscando la fama y el 
triunfo en el mundo terrenal.


B). El carácter individualista del hombre moderno. la concepción antropocéntrica, hizo del hombre moderno un tanto egoísta, signandole un comportamiento individualista.
 El triunfo dejo ser colectivo y gremial, sino, mas bien, se torno en un logro individual. Para ello fue necesario, el desarrollo de la personalidad, mediante la formación literaria y artística, con destrezas y habilidades que los distinguieron de los demás. Siendo la riqueza y la fama, el objetivo del hombre moderno, la competencia se hizo inevitable, lo cual permitio que alcanzaron esta meta, hombres de gran talento, como en el caso de los renacentistas, que estudiaron más adelante.


C). El Encumbramiento de las Monarquías Absolutistas. La decadencia del Feudalismo, la inestabilidad económica y los problemas sociales de la época, fueron los intereses comunes que le dieron unidad a todas las clases sociales, para apoyar la monarquía, como un posible remedio para todos sus males. Fueron los burgueses ricos, cultos y con ambiciones políticas, los que apoyaron, con todos sus recursos, al encumbramiento de las monarquías.

D). El Progreso artístico, literario y científico. al impulso de los renacentistas, los grandes descubrimientos geográficos y el auge económico de las monarquías, se desarrollaron notablemente las artes, las letras y las ciencias.

Pero fueron los siglos XVII y XVIII, los que experimentaron un progreso intelectual asombroso, especialmente en las ciencias y la Filosofía. Como ejemplo de este progreso intelectual tenemos a los filósofos y enciclopedistas franceses, que con sus ideas avanzadas de libertad, Igual y fraternidad, prepararon el advenimiento de la Edad Contemporánea, previa a la Revolución Francesa.

Los Acontecimientos mas importantes de la Edad Moderna
La Edad Moderna nos ofrece un conjunto de acontecimientos importantes y fascinantes:
Los grandes avances científicos y tecnológicos al inicio de la Edad Moderna.
Los grandes descubrimientos geográficos, que permitió el conocimiento de la mayor parte de la superficie terrestre.
El Renacimiento, es decir, el florecimiento de las Artes y las Letras en Europa Occidental, así como la trascendencia de la Reforma y la Contrarreforma religiosas.
La formación de las grandes monarquías europeas y los nuevos Estados del Siglo XVIII.
El desarrollo cultural de la Edad Moderna.


La Edad Contemporánea es el periodo especifico actual de la historia del mundo occidental (cuarto periodo de la Historia Universal, según la división europea de la historia) que se inicio a partir de la Revolución Francesa(1789 d.c.) y que sigue su proceso hasta el presente.

El inicio de la Edad contemporánea fue bastante marcado por la corriente filosófica de la Ilustración, que elevaría la importancia de la Razón. Había un sentimiento de que las ciencias irían siempre descubriendo nuevas soluciones para los problemas humanos y que la civilización humana progresaría cada año con los nuevos conocimientos adquiridos.

La Edad Contemporánea se inició en el siglo XVIII durante el estallido de la Revolución Francesa, en este periodo la filosofía dio una valorización a la ciencia y extendió su método científico a otras disciplinas, presentando las siguientes características positivistas, como el completo desprecio por todo lo que estuviera alejado de la experiencia sensible y concreta. La supervalorizacion de las Ciencias como modelo supremo del saber y preocupación exclusiva de estudiar apenas aquello que puede ser útil para el hombre. Los hombres confirmaron sus ideas comparándolas con la realidad concreta, con la experiencia sensorial. El hombre abandona las consideraciones de las causas y los porque de los fenómenos ocurren y pasa a analizar los procesos, las leyes bajo las cuales estos fenómenos.

Hechos de la Edad Contemporánea

La historia de la Edad Contemporánea comprende el espacio de tiempo que va desde la Revolución Francesa hasta nuestros días. La época contemporánea o Edad Contemporánea está marcada , en general , por el desarrollo y la consolidación del sistema capitalista Occidental durante las Revoluciones Industriales, y por consecuencia por las disputas de las grandes potencias europeas por territorios, materias primas y mercados consumidores.


Durante la Edad contemporánea se produjo la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, este evento de las guerras mundiales, llevo a un gobierno de escepticismo a el mundo, con la percepción de que naciones consideradas como avanzadas e instruidas eran capaces de cometer atrocidades dignas de bárbaros. De allí se desprende el concepto de que la clasificasión de países desarrollados y países subdesarrollados tiene una aplicación limitada.

Ilustracion

concepto:

La ilustración significa el movimiento del hombre al salir de una puerilidad mental de la que el mismo es culpable. Puerilidad es la incapacidad de usar la propia razón sin la guía de otra persona.
Esta puerilidad es culpable cuando su causa no es la falta de inteligencia, si no la falta de decisión o de valor para pensar sin ayuda ajena. Sapere aude (Ten valor de servirte de tu propio entendimiento).


Se le conoce como ilustración al movimiento filosófico que se origino y desarrollo en Europa, durante el siglo xvlll.